Registro, renovación, traslado y configuración de dominios
La correcta gestión de los dominios es uno de los aspectos básicos que deben cuidar todas las empresas en la web.
El dominio tiene el mismo valor e importancia que se suele atribuir al concepto del proyecto, al nombre de una empresa y a la identidad de una marca.
Los objetivos son proteger la identidad de la empresa en la web y en los diferentes mercados en los que está presente o podría estarlo en el futuro. Por ello, a la hora de pensar en lanzar un nuevo proyecto web, es fundamental tomar todas las medidas necesarias para no excluir nuevos mercados para la incipiente empresa, incluso en territorios lejanos, o extensiones que puedan resultar interesantes para determinados sectores empresariales.
Por esta misma razón, PROFESIONALNET se encarga del registro de dominios para cualquier extensión.
Especializados en Gestión de dominios
Estamos capacitados para comprar y vender dominios: por tanto, podemos ayudar a las empresas que deseen vender su dominio, pero también comprarlo a un tercero, ya sea una empresa, un particular o una organización.
Por supuesto, también gestionamos servidores de nombres y DNS secundarios para páginas con un elevado número de visitas.
Llevamos a cabo cambios de titularidad de dominios y transferencias entre proveedores, así como el registro de dominios para clientes que desean permanecer en el anonimato.
Adaptamos nuestro servicio a las necesidades del cliente, dándole la opción de registrar su dominio en registros de diferentes ubicaciones geográficas, en función de lo que sea más conveniente para su negocio o necesidades fiscales.
Trabajamos con los mayores proveedores del mundo y ofrecemos sólo un servicio de gestión de calidad, garantizando un apoyo constante y una alta atención al cliente.
¿Qué es un dominio y para qué sirve?
Un dominio es simplemente el nombre de una página web. Al escribirlo, o al hacer clic en el enlace que lo contiene, se accede a él y se abre la página. En Internet, el dominio es como la dirección de una casa o empresa, sin la cual no sería posible saber cómo llegar a ella.
El ordenador “piensa” en términos de números, no de palabras: no nos damos cuenta, pero cuando hacemos clic en un enlace o hacemos una búsqueda en Google, el ordenador traduce instantáneamente ese texto en un número preciso que se llama dirección IP (IP significa Internet Protocol). Es un identificador, como la “matrícula” de un vehículo, y cada web tiene el suyo; un número similar identifica también todos los dispositivos desde los que nos conectamos a internet (ordenadores, tablets, smartphones, etc.).
Para evitar la necesidad de conocer y recordar las direcciones IP de los sitios a los que queremos conectarnos, en lugar de hacer una “guía telefónica” de ellos, hemos preferido inventarnos dominios, para que nuestras palabras comunes se correspondan con un resultado preciso. El sistema toma el nombre que hemos tecleado o pulsado y lo traduce en el número correspondiente, llevándonos a la dirección virtual exacta donde se encuentra el dominio del sitio.
Cómo es un dominio y cómo funciona
Todo el sistema se rige por un complejo mecanismo llamado DNS (Domain Name System). “Resuelve” la traducción de nombres y direcciones de palabras a números y “asigna” el tráfico dirigiéndolo a través de los nodos de la red a las direcciones de Internet especificadas para llevarte al sitio deseado; puede ser la página de inicio o la página específica que desees, si ha introducido la clave de búsqueda adecuada o si el enlace está configurado para llevarte allí.
Todo esto ocurre de forma totalmente transparente para el usuario, es decir, no te das cuenta del trabajo que hay detrás. Los nombres de dominio tienen características precisas, como las matrículas de los coches o los códigos fiscales: la posición de los caracteres cuenta y hay que respetar las reglas de composición.
En primer lugar (dejando de lado el prefijo, es decir, el clásico “www.”, que es el mismo para todos y significa World Wide Web), todo nombre de dominio tiene una raíz, que se llama dominio de primer nivel o TLD (Top Level Domain). Estas extensiones se encuentran a la derecha, es decir, al final del nombre. Son pocos y fijos, es decir, hay que elegir entre los impuestos. Los más comunes y utilizados son “.es“, “.com“, “.org” y “.net“.
Todo lo que precede a esta extensión es la parte disponible para el nombre propio, la parte con la que “bautizamos” nuestra web. Se llama segundo nivel y es el tipo de dominio que nos interesa porque podemos darle el nombre que queramos.
Cómo elegir el dominio adecuado para su página web
Hay dos alternativas básicas y tienes que decidir: la primera es centrarte directamente en tu nombre, para promocionarte antes que en tu actividad; la segunda es elegir el nombre correspondiente al tipo de productos o servicios o aficiones y actividades que tratas.
En cualquier caso, el nombre debe ser capaz de expresar el propósito y el objetivo de tu web: esta regla es siempre válida, para todo tipo de actividades, profesiones o servicios.
El nombre debe dar ya una idea de lo que es su sitio web. Es preferible que sea un nombre fácil de recordar y significativo.
¿Qué extensión debo elegir?
En primer lugar, elige la extensión: será “.com” si quiere crear una web orientada a la actividad comercial, pero incluso en este caso, si operas en España o quieres que se sepa que vendes productos españoles, “.es” estará bien.
Si tienes una asociación y operas en el ámbito de las organizaciones sin ánimo de lucro, lo ideal es “.org“, pero también podría utilizar “.net“.
No dudes en ponerte en contacto con nosotros para obtener más información sobre el servicio. En PROFESIONALNET estaremos encantado de asesorarte.